SER
POETISA
©María Cristina Garay
Andrade©
Muchas veces nos cuestionamos quienes nos
dedicamos al arte por vocación de servicio asumiendo la realidad de un mundo
materialista de consumismo frívolo y exasperado, si realmente vale la pena
consagrarnos a ser artífices de la cultura.
En lo personal y en carácter de escritora
de género ensayista y finalmente poetisa, el interrogante ¿para qué escribimos?
es frecuente, porque me siento habitando
en un mundo incompatible con el que en realidad convivo, creando aislada un
ambiente propicio para el despertar de las musas alejadas de ese infernal
enjambre cosmopolita invadido por guerras, hambre, violencia, trivialidades de
estereotipos y bastante insubstancial visto bajo mi franqueza de criterios.
Algunos conceptos vertidos creo que un
poco erróneos, ser artista es tildado como una conducta bohemia y reprochable,
no se lo ve entonces como un trabajo de construcción intelectual de amplia
contribución a la cultura, tal vez resulte de llevar una vida nocturna que
optamos la mayoría de las/0s protagonistas. Admito que adoro las noches para
concentrarme en ese estímulo especial que hace brotar espontáneamente en
sortilegio el enlace entre la inspiración y la rima.
Es mejor visto ir a trabajar tras un
escritorio por dar un mero ejemplo, que sentarse a escribir sobre el amor como
utopía, y sin embargo que grato nos resulta leer a Amado Nervo, Las Rimas de
Bécquer, Alfonsina Storni y otras/os.
En todas las épocas siempre resultó
difícil la gestión artística por eso siempre existieron y existen aun los
llamados mecenas impulsores del arte. En la actualidad no falta el buen consejo de un facultativo
que como relax y para quitarnos el estrés resulta óptimo leer un libro que
beneficie nuestra autoestima, visitar una exposición de cuadros o admirar
esculturas como las Fuentes de las Nereidas de Lola Mora en mi país.
Como haríamos para aprender si no hubiera
quien escribiera libros de enseñanza, como haríamos para evolucionar la ciencia
si no hubiera científicos que documentaron sus descubrimientos o sus hipótesis.
¿Existiría la filosofía, si Aristóteles no hubiera dejado por escrito sus tratados? Es evidente que el arte genera progreso en la
humanidad pero le falta ese reconocimiento planetario para darle la misma
solvencia a quien quiera desarrollarse como artista, científico, investigador,
etc.
Es lamentable pero finalmente los
gobiernos darán mas presupuesto para fabricar misiles o armas químicas que para
editar un libro de poemas.
En la historia de las antiguas sociedades
lo que se ha hecho imperecedero y podemos llegar decir que resulta hasta inmortal es el arte en todos sus oficios, pues
a través del genio creador hemos podido vislumbrar culturas milenarias
estampadas en piedra de esculturas, pinturas y escrituras que nos da en
conclusión que el mensaje a perpetuidad
fue dado invariablemente a través del arte.
Los avances en la actualidad siguen
buscando antecedentes de pasados que hayan dejado marcados vestigios de la
humanidad más remota hasta nuestros días y no hay nada más asombroso que eso
suceda con los descubrimientos en
excavaciones arqueológicas en busca de esos tesoros culturales que terminan
siendo una noticia destacada por el hallazgo con gran resonancia.
¿Como hubieran hecho las sociedades
prehistóricas para dejar sus huellas si no hubiere sido a través del arte
esculpido en la roca? No hubiéramos podido conocer nada de nuestros
antecesores.
Pareciera entonces que incursionar en el
arte es un trabajo de oficio, dedicar a la cultura la facultad que por
naturaleza y disciplina intentamos de diferentes formas legar al mundo es
perpetuidad de civilización.
Adquirir fama o renombre internacional no
estaba fijada en mi mente como un objetivo final, ni pretendo llegar a ser un
Best Sellers o mucho menos un premio Nobel de Literatura, escribo sencillamente
porque me nace espontáneamente y me cautiva hacerlo desde muy jovencita. A estas
alturas de mis acumuladas primaveras es determinación disfrutarlo como
consagración exclusiva por el resto de mis días.
Resulta a consecuencia de esta decisión
alegar al ver hoy que soy reconocida internacionalmente según marcan los mapas
que definen mis blogers en forma creciente en muchas partes del mundo, la
mayoría de habla hispana pero así también en otros países de disímiles idiomas,
sorpresa que reconforta mi espíritu e incrementa el estimulo de seguir por este
camino.
A todas esas personas mi profunda
gratitud por el empleo de su tiempo en leerme, quiero remarcarles que no
significan un puntito rojo en el mapa virtual del blog imprimiendo frías
estadísticas de visitas, sino todo lo contrario representan almas que entran en
mi frecuencia y por tal concordancia deseo que les llegue mi fraternal amor por
esa dedicación especial a quien les esta escribiendo.
¿Qué es ser poetisa entonces?
Ser poetisa es en cada mujer tener un
estilo propio, una marcada personalidad y una formación filosófica en un horizonte
de infinitos matices verbales.
Ser poetisa tiene innumerables
percepciones casi imposible de describirlas todas, es como si un ángel a
nuestras espaldas nos cubriera de sensibilidad los sentidos potenciando lo
sublime que tiene el amor.
Ser poetisa es el símbolo de la feminidad
del alma dando su opinión bajo otros conceptos de ver la vida.
Ser poetisa es libertad de pensamiento,
ingenio y talento.
Ser poetisa es capacidad de creación y
habilidad para hablarle al mundo sin temores ni condicionamientos.
Ser poetisa es autonomía, práctica
diaria, es constancia y es introspección.
Rimarle al amor es una de mis grandes
pasiones, esas musas, diosas inspiradoras de la música y las letras hacen la
delicia de mi vida.
Tal como le escribo al amor así lo
concibo.
________
Monte Grande – Buenos Aires – Argentina
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